¿Has visto la gota de lluvia que cambió al mundo?

Porque cayó silenciosa, se escurrió entre lo abandonado y lo olvidado e hizo que el perro ladrara en inglés. 

Tan pequeña como la constancia de un ansioso. 

Tan grande como el deseo de pertenecer. 

Tan densa como los domingos existencialistas.  

Sin preguntar y con uñas de desesperado, se dejó arrastrar por las otras perdidas y 

cayó,

  cayó, 

   cayó sin dejar huella en las nubes.

Con olor a naranja dejó el porvenir abierto. Desapareció cuando llegó.

 No sabía lo que hacía, pero el perro ladró en inglés.  

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Cartas a mis seres queridos