Cartas a mis seres queridos

Ayer escribí cartas de despedida a mis seres queridos. 

Les escribí a ellos porque es más fácil verse reflejado en el amor al mar que en el mar mismo. 

Los años tempestuosos nos van dejando ciegos. Algunos dicen que para aquellos con vidas largas la compañía de la muerte se vuelve un alivio, un silencio en transición, una vida en sueño. 

Cada día, al llegar al punto más alto el sol decide ceder a la noche. 

No sé si es la suma de los nueves o la resta de los años, pero estos veintisiete los siento en las entrañas como memorias que no recuerdo haber vivido y sensaciones que despiertan certezas. Navegantes de suspiros en noches sin cabeza. Merodeadores solitarios en reinos vacíos.

Todo principio merece un final. Un final para las pieles en las que habitamos. Para las pieles en las que sentimos. 

La transformación es interna, pero el cambio se da en ojos ajenos. La respuesta es desvivirse en vida. 

Ayer escribí cartas de despedida a mis seres queridos. 

Les escribí a ellos porque es a través de su amor que siento el mío. 

Sin ustedes el sueño sigue siendo sueño. En ustedes la vida comienza.

Todo principio, todo final regresa al mar. 

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